Si has tomado la decisión de instalar una o varias cámaras de seguridad en tu vivienda o local, al escoger el dispositivo te habrás topado con multitud de opciones.Como no es fácil conocerlas en detalle todas al inicio, vamos a ayudarte. Te vamos a explicar qué es exactamente la cámara IP y diferencias con respecto a las cámaras WiFi.
Una cámara IP (internet protocol) es básicamente una videocámara con un sistema diseñado para enviar imágenes de vídeo y señales de audio a través de internet. Esta conexión que sostiene su funcionamiento puede llevarse acabo bien con un router, bien mediante una red inalámbrica (WiFi).
Su nombre proviene de la misma dirección IP del ordenador. Y hablando de PC, una de las principales ventajas de estos aparatos de videovigilancia es que facilitan el acceso a las imágenes capturadas desde cualquier dispositivo con conexión a Internet.
¿Cómo configurar una cámara IP?
Una vez tengas tu cámara IP, es importante que conozcas los pasos para su instalación y configuración. Primero debes decidir dónde vas a colocarla. Y si la conexión de la cámara funciona mediante cable, deberás tener en cuenta, por ejemplo, la distancia con el router donde la vayas a conectar.
Busca una posición elevada a la que no pueda acceder nadie para manipular el dispositivo. Procura que el ángulo sea el correcto y no haya nada en los laterales que obstaculicen la visión. Comprueba que la imagen está bien enfocada para que sea lo más nítida posible.

Una vez decidida la ubicación, conéctala a tu router con el móvil o usando un cable de conexión. Hecho eso tocará identificar su dirección IP. Lo más habitual es que esta dirección se encuentre en la caja del dispositivo, pero mucho cuidado, porque hay otras alternativas igual de plausibles.
Ventajas de una cámara IP
Ahora que ya sabes qué es y cómo configurar una cámara IP, vamos a explicarte en detalle cuáles son los principales beneficios de utilizar este tipo de dispositivos de seguridad:
Uso sencillo
Para identificar la dirección IP de la cámara, la forma más sencilla es consultar a través del ordenador el software de la cámara para que este nos de la dirección IP.
Cuando hayas obtenido este dato, introdúcelo en el motor de búsqueda de tu ordenador, y con ello tendrás acceso a la configuración. Podrás cambiar la dirección IP en caso de que no sea fija y elegir el usuario y contraseña para, más adelante, acceder desde cualquier dispositivo.
Acceso directo al software
Como la cámara ya estará conectada al router, puedes acceder directamente a su software y consultar los dispositivos conectados. Además, tendrás a tu disposición una herramienta de búsqueda online de cámaras IP para que tengas acceso siempre que lo necesites.
Almacenamiento de datos
Estas cámaras además cuentan con almacenamiento de datos, por lo que aparte de acceder a las imágenes en tiempo real, podrás acceder a todas las grabaciones anteriores que necesites.
Variedad de modelos
Las cámaras IP se ofertan en una amplia variedad de precios. Las hay desde 25-30 euros hasta mucho más si buscas un modelo más sofisticado.
¿Cuáles son las diferencias entre una cámara IP y una cámara WI-FI?
Es importante que entiendas que una cámara wifi es un tipo de cámara IP. Sí, su configuración y el funcionamiento son exactamente iguales. Necesitan y permiten el acceso y almacenamiento en tiempo real a las imágenes.

¿Cuál es entonces la diferencia? Pues que este tipo de dispositivos de seguridad siempre funcionan de forma inalámbrica. Sí o sí. Aquí no hay posibilidad de coger un cable en caso de que la disposición de los elementos no nos convenga.
Aunque las dos se encuentran dentro de la misma tipología y su funcionamiento es similar, ambas presentan una serie de ventajas y desventajas diferenciales. De hecho, la misma cuestión del cable es algo muy importante a tener en cuenta.
En caso de elegir una cámara IP por cable para conectarse al router, es probable que necesites adaptar el espacio o incluso hacer algún tipo de obra para esconder ese cableado (sobre todo si quieres que la cámara pase desapercibida).

La cámara WiFi en cambio no, no necesita cable. Esto, más allá de simple estética, la convierte en aparato mucho más accesible para determinadas viviendas. Y lógico, este es un factor determinante de compra crucial. ¿Cuál es el otro? Pues el dinero, claro.
Una cámara IP, que como ya hemos dicho necesita uno o varios cables además de una adaptación del espacio, va a ser siempre más cara que una cámara wifi. La distancia entre una y otra dependerá de la marca, de las calidades de fabricación y hasta de las funciones incluidas.
Y si hablamos de calidad de materiales, también debemos mencionar los píxeles. Es cierto que la posibilidad de conectar la cámara de forma inalámbrica proporciona algunas ventajas, pero hay que tener en cuenta que la fuerza de esta conexión está directamente relacionada con la nitidez de las imágenes que se van a grabar.

Es decir, si la conexión con el router no tiene banda suficiente, por ejemplo, por una cuestión de distancia, las imágenes y el audio captados por el dispositivo pueden perder calidad. Normalmente, la conexión inalámbrica es menos estable y más susceptible a interferencias que la conexión por cable.
Ah, y no nos podemos olvidar de la cuestión de la seguridad del propio sistema. Las cámaras wifi ofrecen un sistema menos fiable; es más fácil que alguien pueda acceder a su sistema para manipularlas o inutilizarlas.
En este sentido, una conexión por cable, aunque más cara y con una instalación algo más compleja, proporciona mejores imágenes y una mayor seguridad. ¿Estás decidido a apostar por un sistema de videovigilancia?
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